Sonría, usted está en Búzios
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Armação dos Búzios, balneario de Río de Janeiro, Brasil.

Geográficamente se parece a una península, escapa del continente con su verde y modesta altura, dejando pasar los vientos que llevan las tormentas y posibles lluvias. A 190 km. de Río de Janeiro, este destino cuenta con 8 km de extensión que se pueden recorrer casi por completo bordeando su costa por sus callecitas, encontrando 24 playas, caminando por más de 20 “trilhas” (senderos) de todos los niveles entre abundante mata atlántica. Conocer por completo a Búzios será difícil, aún más cuando te enamoras de una playa, una puesta de sol, una ola, su buena visibilidad, los vientos, su “gelada” (cerveza) en aquel bar o la caipirinha al paso en el centro, puede que en quince días no te muevas mucho de ese lugar donde te sentiste bien, o que cada uno de los días hayas hecho algo diferente, de cualquier forma se disfruta acompañado del buen clima. Amanece temprano entre 5 y 6:30 de la mañana dependiendo las estaciones, por el medio día el calor aumenta y en verano sofoca, luego todo se relaja al llegar el “pôr do sol” (puesta de sol), las noches son cálidas y calurosas, con muchos mosquitos, la mejor opción es que queden fuera de la casa. La atmósfera de día y noche es entre chic hippie, internacional y lugareño.

Italianos, franceses, argentinos, allí por los años 70s comenzaban con fuerza apostando a esa vida de relax en el paraíso, a la vuelta de la capital; sus casas eran las primeras pousadas y lugares de encuentro para los visitantes, en menos de cuarenta años, un corto tiempo, Búzios creció junto a los locales y con quienes se aquerenciaron con el lugar y estilo de vida. Hoy el alojamiento abunda, salvo en verano y los días entre el 26 de diciembre y 2 de enero que todo está “lotado” (completo). Revellión (año nuevo) es un clásico con sus ropas blancas en la playa de Geribá y su respectiva fiesta. Restaurants, discos y bares, spas, centro de convenciones, antropomagia y naturaleza compitiendo por el espacio.

Morros adornan a Armação dos Búzios, es subir y bajar, a veces extenuante, parece no haber bicicleta que aguante, algunos aprovechan para entrenar otros alquilan boogies y se olvidan del ejercicio, pero no todo es mata y morro. Algunas casas de los antiguos pobladores sobreviven, muchas fueron vendidas y transformadas en restaurantes u hoteles, al igual que sus tierras, los pobladores cuentan que se cambiaban por unas cabezas de ganado, por máquinas de lavar u hornos que en esa época no se conseguían en la villa ni alrededores, así mismo una vez instalada la ciudad y con reconocimiento mundial, hacer las compras era un problema, ya que se debía ir hasta Cabo Frío, la ciudad más cercana a unos 27 km, a la cual perteneció Armação hasta 1995, y allí se proveían de mercaderías. Era una hermosa y tranquila aldea de pescadores, pero con mucho glamour y calles de tierra, no había policías o al menos no se notaban; grandes fiesta en casas particulares, encuentros casuales con músicos o estrellas del cine, era un sitio para los bohemios, los amantes de la noche y la naturaleza; escapaban de la metrópolis al paraíso y se mezclaban con la naturaleza.

Hoy Búzios ya es una ciudad. Durante el verano transportarse de una punta a la otra suele demorar más de dos horas, cuando normalmente no se demora más de treinta minutos. Existen posadas de todas las categorías y por todos los lugares, al igual que complejos gastronómicos, muchos de los cuales ya son parte del folclore del lugar, como Porto da Barra en el Pier de Manguinhos. Aquello que quedó, como las salidas a pescar bien temprano por la mañana en botes con sus redes o sólo con una línea y el dedo, convive con las salidas de medio día, de los barcos escunas (barcos de paseo) repleto de turistas fotografiando y tirándose al mar. Los domingos después de la caída del sol al final de la avenida José Bento Ribeiro Dantas donde comienza la Traversa Santana, se baila de la mejor manera en el Pagode, la música del lugar contagia a los gringos que bailan y sonríen junto a los buzeanos quienes sin duda tienen más ánimo bailando sin parar hasta terminar la noche, es uno de los mejores lugares para divertirse a cualquier edad.

El famoso “Pôr do sol”, dicen que se aprecia mejor al caer en el mar. En Búzios es del lado norte en las playas de Azeda, Joao Fernándes, Tartaruga, en Manguinhos se suelen juntar amigos o enamorados brindando, despidiendo el día y comenzando la noche. Del lado sur la escena cambia, el sol cae en el morro y la luna nace del mar, puede que te encuentres surfeando en Geribá o apreciando la vista desde lo alto del Morro do Marisco y para su broche de oro unos tragos en FishBone con música y rica fiesta.

Muchas de las playas son tranquilas, algunas no cuentan con servicios, pero otras se cargan con la fiscalización de “las barracas” (puestos) en la playa. En la playa de Armação hay esculturas de arena que de Mr. Rastaman, quien realiza castillos, animales y fantásticas obras de casi 3 mts. de altura, con una simple cuchara de albañil; sin costo solo contribuir con una donación de reales. La decoración de toda la villa es una gran diversidad de muebles y diseños de todo el mundo, pero en su Plaza Santos Dumont se consiguen los típicos cuadros con los colores de la villa. Esculturas de todo tamaño de exterior e interior. Una casa se puede vestir al estilo Buzeano de los pies a cabeza si desea, comprando en sus casas de estilo y una de las más típicas es el “Atelier espaço aberto, cultura e arte no mar” (Atelier espacio abierto, cultura y arte en el mar) de Sérgio Soares en el complejo de Porto da Barra. En dicho complejo continúa funcionando y brindando las mejores comidas, su primer restaurante el Bar do Mangue con excelentes carnes y pescados. Atención entonces y a abrir bien los ojos, las posadas, restaurantes, bares, La Plaza, ya que todo desborda de obras coloridas, claras, de peces, mujeres retratadas en esculturas, pescadores y su cultura brasilera, arte nuevo con algo de esa melancolía bañada de felicidad.

Amplios y vistosos espacios dejan al visitante enamorarse a primera vista de las playas. Los cantos son los lados de la playa, puede decirse que en el canto derecho de la playa de João Fernándes hay un altar de Yemanjá (protectora de los hijos del mar) y que se realiza “mergulho” (buceo) en uno de los núcleos del “Parque dos Corais” (parque de los corales) los otros puntos del parque son el de La Orla Bardot y el de Praia Tartaruga. En el canto izquierdo de la playa Brava comienza la trilha hacia Praia Olho do Bôi donde se puede realizar nudismo, y otro camino algo aventurero del canto derecho de Ferradurinha nos muestra la preciosa y tranquila de aguas frías, la Prainha dos Namorados (playita de los enamorados).

Así son los días por Búzios, paseando de sup por Azedinha, de kayak por Ferradurinha, encontrándose en el Club de Vela de Manguinhos, de bicicleta hasta Ponta da Boca da Barra, viendo salir la luna llena en Ponta da Lagoinha, o subiendo el Morro das Emerências en el canto derecho de Tucuns para planear de parapente hasta la base, existe mucho por recorrer, no importa donde ¡sonríe, estás en Búzios!

Navegá por el mapa y encuentra los sitios de Búzios:

Fotografías:
1. Playa de Geriba.
2. Playa de Tucuns.
3. José Gonçalves a Caravelas.
4. Flora de Búzios.
5. Pescadores en Praia de Armação. Eric S.
6. Pôr do sol en Armação. Eric S.