Has podido realizar el viaje que tanto querías, estas tirado en la playa, o leyendo un libro calentito en la cabaña, navegando los mares lejos del ruido de la ciudad, tomando unos tragos de fiesta en fiesta conociendo nuevos amigos. Cualquier situación ideal, imagínala, estás allí viviéndola… ¿Pudiste recrearla? Muy bien, estás ahí en pleno disfrute y suena el teléfono: esa persona se encuentra en estado crítico y debes volver, tal vez para darle el último saludo. Hagámoslo menos trágico; estabas de excursión y al correr para tomarte una foto te doblaste el pie, un esguince comienza a desarrollarse, es obvio que los próximos días estarás inmovilizado y los planes de aventuras van a tener que cambiar. ¿Un poco menos trágico quieres? Arribas al alojamiento y la recepcionista no tienen tu reserva, debes buscar otro hotel, el pago nunca llegó y no tomaron en cuenta tu estadía, así que caminas con tus valijas hasta el próximo lugar, posiblemente más caro o menos bonito de lo que esperabas para tu retiro de una semana. Otra situación más común: llegas al aeropuerto y tu vuelo está sobrevendido, pierdes la conexión que sacaste aparte. A discutir con la aerolínea, desembolsar dinero y todo el rollo que ni te imaginabas.
Si sé que es duro, pero a más de un viajero le pasa. Atravesar estas situaciones en las que hay que tomar decisiones de inmediato, donde se cruzan millones de cosas por la cabeza: la inversión que se puso en el viaje, la distancia en la que te encuentras, la veracidad de la información, el descoloque cuando estabas tan arriba. Deshacer los planes, sentirte fuera de tu hogar, de tu sitio seguro, vulnerable.
Obvio que nadie te prepara para estas cosas, pero a la vez te preguntas ¿Quién me prepara para la vida más que la experiencia? Los viajes no son más que eso, un momento en la vida. Aunque nos disociemos y muchos quieran olvidar quiénes son en su casa, aunque crees un personaje para representar esta aventura, nuevos amigos y nueva vida. Sabes que es lo mismo, la vida pasando. Pocos estamos preparados para las caídas en la vida, esa famosa resiliencia, la capacidad de caerse y levantarse. Quien tiene tanta fuerza que enseñe, quien pueda que guíe a los demás. Nadie me ha enseñado a sobreponerme, pataleo y grito, pero ya soy adulto. Muy bien, respira, podrás salir de esta, o al menos atravesar la experiencia. Es un viaje y a la vez solo un momento en tu vida, próximamente una anécdota más.
Así que revalúa tus prioridades, no solo en este viaje, en tu vida. Revalúa las personas que realmente cuentan, llámalas, disfruta cada momento que compartas con ellas. Elimina lo que no suma, aquello que solo ocupa espacio. La vida es un gran viaje, evalúa tener a quienes realmente importan en él, estar donde verdaderamente quieres, aprende a levantarte ante las caídas, a saber en quien confiar, a poner límites para quienes dejas disfrutar del viaje contigo y quienes deben bajarse, hasta allí llegaron, gracias y adiós.
Los viajes nos colocan en destinos, la vida nos descoloca con su impredecibilidad, pero entiende que estas donde debes estar, para ver las cosas desde otra perspectiva, para revaluar prioridades, para preguntarte si aun así es el camino que eliges. Si logras ver estas cosas aún en los momentos que más te descolocan en tu vida, quédate tranquilo, confía que puedes superar esto y mucho más, atraviesa lo que debas atravesar, surca los mares, escala montañas, baila por la noche sin miedo, tú eliges la manera de viajar en esta vida y si te caes te levantas, aprendes de estos mensajes y te embarcas en nuevas experiencias día a día. Se que pocos hemos aprendido como vivir, como viajar solos, sobre educación financiera, como ser padres o mejores amigos, pero si estás dispuesto, debes saber que aquí has venido para transitar y aprender a andar, no te mientas y te desconectes, sé que a veces duele, armar y desarmar maletas, armar y desarmar proyectos, pero así es el viaje, ¿sino, cómo descubrirías nuevos destinos? ¿Cómo encontrarías lugares sin explorar dentro de ti?
Sal a viajar sin miedo, tu mejor versión siempre te está esperando del otro lado.
Ueshen te acompaña.
Que bueno! Me ha encantado! Top!!! Ahí va mi reflexión después de leerte:
Para mi la incertidumbre es una de las drogas del viajero. Nos gusta, nos pone y nos empuja a seguir un camino incierto, pero a la vez nos jode, como cualquier droga!
Esta incertidumbre tiene su parte buena, la de que nada está dado por sentado, que hay lugares, personas y experiencias que sabes que llegarán pero no sabes ni cómo ni cuándo ni dónde. Pero como toda droga, nos putea. Problemas inesperados, trabas en el camino, aviones, y billeteras pérdidas. Problemas que no hubiesen aparecido si llevásemos una vida “convencional” y cómoda. Pero ante estos inconvenientes, como dices, hay que ver las cosas con perspectiva. Qué bonito es tener esos problemas, porque significan que estamos completando esa vida que nos apasiona y nos llena, y cada día es un aprendizaje. Ojalá seguir perdiendo aviones, llegando tarde a estaciones de tren y cancelando estancias a última hora. ❤️❤️ yonkiessss del viaje
¡Hermosa reflexión Sergy! Se puede ver tu amor por los viajes, que sigan tus aventuras.
Gracias por tus palabras 🫶🏽
¡Buenos rumbos viajero!